23.6.09

Una sensación que engaña

Sara Aeschlimann murió a los 18 años, después de tomar una droga que ella creía que era Extasis. Varios ataques y hemorragia interna la llevaron a un estado de coma, y luego a la muerte. Su madre recuerda, "fue una muerte horrible".
Los adolescentes no se dan cuenta de que las drogas que se consiguen en la calle no son puras, y pueden ser mortíferas.
Y aunque algunos hablan de "la buena sen­sación" que les dan las drogas o el trago, cada pastilla, cada sorbo, cada fumada tienen un efecto devastador en el cuerpo y la mente.
Al breve frenesí de la cocaína le siguen sen­saciones intensas de depresión, nerviosismo y un deseo descontrolado de más cocaína. Esta droga puede causar ataques al corazón, de derrames cerebrales y serios problemas respiratorios, y también puede contribuir a sensaciones de paranoia, furia, hostilidad y ansiedad.
Los esteroides también tienen efectos perjudiciales, como impedir el crecimiento de los huesos, causar acné, tumores en el hígado, cambios repentinos de ánimo.
"Cuando veía a esos muchachos atléticos que tenían tanto éxito con las chicas, pensé que yo iba a ser igual", dijo un jovencito de 16 años. Y después de tomar esteroides durante un año, aumentó cuarenta libras y su personalidad se tornó violenta. "En la escuela me peleaba todos los días", recuerda. "Me arrestaban varias veces, me suspendieron en la escuela, y a mis padres ni les hablaba. Luego vino el acné. Fue tan feo que ni salía a la calle, no me veía con nadie. Todo eso tenía que terminar'.
Cualquiera sea la droga o la bebida, el frenesí no dura, pero el mundo y sus problemas estarán allí al día siguiente. Dice un adolescente: "Las drogas me daban una sensación de euforia intensa. Pero todo era ficticio estaba en una carrera desenfrenada hacia la muerte. Y hoy doy gracias por estar vivo”.

Que se alegren cuantos a ti se acogen, que estén de fiesta los que tú proteges. Que estén de fiesta los que tú proteges. Salmo 5, 12.

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